Les voy a contar una historia con moraleja. Estaba yo harto de beber siempre los mismos vinos, siempre de las mismas D.O., que si Ribera del Duero, que si ahora el capricho de un Priorat, que si un Costers del Segre, los Rioja no los cataba demasiado un poco por esnobismo, lo reconozco…. Vaya que mi vida vínicola o enólogica era más aburrida que la vida sexual de Pitita Ridruejo, cuando un buen día, precisamente comiendo en Hisop, restaurante del que escribí un post no hace muchos días, me dije que tenía que romper con esa monotonía y soltarme el pelo. Examiné la carte de vinos y me decidí por la D.O. que en aquel momento me pareció más exótica: Jumilla. ¿Vino de calidad en Murcia?, me pregunté. Como el mundo es de los valientes, me decidí, y pedí un Casa de la Ermita Tinto Crianza: Tempranillo, Monastrell, Cabernet Sauvignon y Petit Verdot. Hasta las uvas, a alguien como yo, que le gusta el vino, pero que no es un gran experto, me sonaba exotiquísimas. Y cuando lo probé… Eso era un néctar delicioso. Un gran vino. Un vino enorme, de esos que te reconcilian con la vida en un mal día, de esos que hacen que pienses que el mundo es el paraíso, y que vuelvas a confiar en el genio creador de la especie humana. Meses más tarde, en otro restaurante, pedí el Casa del Ermita Petit Verdot Tinto Crianza, monovarietal. No conocía esa uva y me pareció soberbio de nuevo. La bodega tiene también un Tinto Reserva (Monastrell, Cabernet Sauvignon y Syrah) . Las notas de cata de todos ellos, las pueden ustedes leer en la web de la bodega. Yo no me voy a dar el pegote de hacerlas pasar como propias. No me gusta engañar a nadie.
Casa de la Ermita es una bodega situada en El Carche, a 700 metros de altitud, en un Parque Regional Protegido y cerca de una de la montañas más altas de toda Murcia. Es una bodega joven, puesto que la creó en 1997 Pedro José Martínez Marín y comercializa sus vinos desde 1999 y el enólogo es Marcial Martínez Cruz, ambos jumillanos.
A pesar de que la uva típica de la de D.O. Jumilla es el Monastrell que es la que mejor se adapta al suelo arenoso y al bajo régimen de lluvias de la zona, en Casa de la Ermita se han atrevido a experimentar con otros tipos de uva para dotar a sus vinos de una personalidad propia. Por eso encontramos que cultivan el Petit Verdot y el Syrah, y que bajo la marca Monasterio de Santa Ana, se atreven con monovarietales de Merlot y Cabernet Sauvignon.
Y ahora viene la moraleja: a raíz de este descubrimiento, cada vez que abría la carta de vinos de cualquier restaurante buscaba ávidamente la página de los Jumilla, y a esos vinos me entregué. Hasta que me di cuenta de que estaba en las mismas que unos meses atrás. Así que ya saben: el mundo es de los valientes, hay un montón de vinos estupendos que descubrir, y un montón de D.O. esperando que ustedes les den una oportunidad. No bebamos siempre lo mismo, por mucho que lo mismo no guste mucho, pues en la variedad está el auténtico placer, el auténtico gusto.
Eso sí acéptenme el consejo y prueben el Casa de la Ermita: yo me estoy quitando, pero está tan rico, que me está costando lo mío.

Casa de la Ermita
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