Como ya he hecho una insinuación dos veces sobre por qué creo que Santi Santamaria está en guerra con parte de la profesión, y me he tomado la libertad de opinar que era porque la ocupación en su restaurante El Racó de Can Fabes no pasaba por su mejor momento, quizás ha llegado el momento de explicar los motivos que la sustentan.
Volvíamos con un grupo de amigos de comer en El Celler de Can Roca en Girona, un sábado poco después de que Santamaria hubiese publicado La cocina al desnudo, y hablábamos sobre cuáles podían ser la causas que habían impulsado a Santi Santamaria a decir algunas de la cosas que dice en el libro. Conseguir mesa en El Celler de can Roca no había sido fácil: la primera fecha en que lo intentamos, el restaurante estaba completo y en la segunda fuimos afortunados, pues se produjo una anulación. Yo entonces ya dije que me paracía que el problema era que probablemente encontrar mesa en Can Fabes era más fácil que en algunos de los restaurantes a los que el de Sant Celonia aludía en su libro. Y una de las personas que íba en el cohe de regreso a Barcelona quiso hacer la prueba. Llamó inmediatamente y preguntó si tenían mesa para el domingo a mediodía para seis personas, las mismas que habíamos comido en en Girona. Ningún problema, había mesa.
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